miércoles, 19 de junio de 2013

LUIS SOLER, un profesional de los pies a la cabeza


La trascendencia de la elección del calzado adecuado a las circunstancias personales para practicar un deporte aún no ha sido reconocida en su totalidad, pero existen profesionales que llevan mucho tiempo convencidos de ella y dedicados a transmitir sus conocimientos para ayudar a los demás. Es el caso de Luis Soler, quien puede considerarse un auténtico pionero en estas lides y que, a sus 49 años, cuenta con una sólida trayectoria personal en la que se mezclan a partes iguales su pasión por el fútbol y por la salud. 

Desde sus inicios en el equipo de su ciudad natal, San Fernando de Henares, fue encadenando una brillante carrera por el equipo de Aficionados y Juveniles del Real Madrid, así como por equipos de Segunda División B y Tercera, compaginando el campo de fútbol con sus estudios de diplomatura en Enfermería. De su paso por el club blanco conserva amistades de compañeros como Michel y el recuerdo imborrable de los campeonatos ganados. Sus inquietudes profesionales le llevaron a interesarse por la podología y a abrir una primera clínica en 1992, sin dejar nunca de lado la práctica del deporte. 

La combinación de sus dos grandes aficiones convertidas en profesiones no podían derivar más que en su especialización como podólogo deportivo, con una primera incursión en el atletismo a través de carreras populares, y, posteriormente, con su decisión de ponerse al servicio del fútbol madrileño para mejorar el rendimiento deportivo de los futbolistas. 

A través de su recientemente iniciada colaboración con la Federación de Fútbol de la capital, ha reafirmado su compromiso en la promoción de la salud podológica, de importancia clave para jugar al fútbol. Al mismo tiempo, sigue practicando su deporte favorito y transmitiendo sus conocimientos y confianza a todo aquél que ponga “los pies en sus manos”, para ayudarle a la correcta y científica elección de las plantillas deportivas acordes con la disciplina y características personales de cada uno. “Cada pie es un mundo al que hay que estudiar con el conjunto del aparato locomotor para obtener la mayor información posible y del que hay que detectar su comportamiento en carga, descarga, gesto o dinámica”, explica Luis Soler. 

No se trata simplemente de obtener un mayor rendimiento deportivo, se trata de evitar esguinces, luxaciones o inflamaciones, eligiendo el soporte apropiado al deporte escogido y teniendo en cuenta la superficie en que se va a practicar, algo posible a partir de la información que proporciona la morfología de cada pie y de la realización del estudio de la pisada. Nadie mejor que un auténtico experto como Luis Soler para ayudaros a solucionar dificultades o problemas presentes, y a prevenir su aparición en el futuro. Años de experiencia y clientes satisfechos le avalan.


domingo, 9 de junio de 2013

MILLONES DE AÑOS SOBRE DOS PIES


Desde hace miles de años nuestros pies nos mantienen en contacto con el suelo soportando todo nuestro peso mientras realizamos las más diversas actividades, aunque a menudo nos olvidamos de ellos y solo los prestamos atención al llegar a una situación límite. Bajo el título ‘Topografía compleja y Evolución Humana: el eslabón perdido’, una reciente investigación de la Universidad de York (Reino Unido), publicada en la prestigiosa revista británica ‘Antiquity Journal’, ha desafiado las hipótesis tradicionales de la aparición del bipedismo en nuestros primeros antepasados, indicando que aquél podría haberse desarrollado a causa del terreno agreste africano. Ello significaría que los homínidos no habrían abandonado los árboles por la reducción de la masa arbórea producida por el cambio climático, sino que se habrían sentido atraídos por el terreno de afloramientos rocosos y barrancos que ofrecía mejores oportunidades de refugio y de caza, algo que también requería una posición del cuerpo más vertical. Los beneficios en términos de seguridad y alimentación habrían determinado así una mejora en las habilidades locomotoras de escalada, equilibrio, lucha y rápido movimiento sobre terreno accidentado, movimientos todos ellos que fomentan una marcha más erguida. Tanto en aquellas actividades ligadas a la supervivencia como en las que podemos sentir más próximas a nosotros en la actualidad, como saltar, bailar, practicar deporte o simplemente caminar, la salud de los pies aparece como elemento de especial trascendencia, proyectándose en la salud general del cuerpo y proporcionándonos la independencia inherente a la movilidad. En definitiva, aportándonos calidad de vida. 

Hace poco más de un año, Salvador Moyà, director del Instituto Catalán de Paleontología, afirmaba que la evolución de cada parte del cuerpo está relacionada con la de las demás, y que la evolución de los pies, en particular, está muy estrechamente relacionada con la de las manos. Y que gracias al bipedismo, los humanos pudimos adquirir después nuestro cerebro, nuestra tecnología y nuestra cognición. Gráficamente lo manifestaba con la expresión “si no tuviéramos estos pies, no tendríamos este cerebro”. Si el bipedismo permitió a lo largo del tiempo liberar nuestras manos y desarrollar nuestros cerebros, deberíamos ahora ser capaces de darnos cuenta de la importancia de mantenerlos cuidados y sanos para evitar desequilibrios en la biodinámica que puedan afectar al aparato locomotor, provocando diferentes lesiones en rodillas, cadera, columna o musculatura.