UN CALZADO ADECUADO PARA TRABAJAR

Cuando se habla de seguridad y salud en el trabajo no deben dejarse de lado los pies, especialmente en aquellos sectores laborales que resultan más afectados por dolencias derivadas de una mala elección del calzado. Nos estamos refiriendo a profesiones en las que la postura es estática, y también a las que requieren mucho tiempo en posición erguida o en movimiento. Los trabajadores de sectores como peluquería, hostelería, estética, magisterio o sanidad, así como los operarios de fábricas, comerciales o azafatas, se ven aquejados frecuentemente de dolores de espalda, dolencias de la columna vertebral, piernas fatigadas o sensación de cansancio en general. Posturas forzadas o estáticas también pueden provocar sobrecargas en el aparato locomotor, trastornos circulatorios y fascitis plantar, y en nuestras manos está la posibilidad de evitar algunos de estos males, comenzando por elegir un calzado adecuado. Aunque cada profesión conlleva unas circunstancias concretas, un calzado con contrafuerte resistente, realizado en piel u otro tejido transpirable, y un tacón ergonómico de un máximo de tres centímetros, siempre aportarán mayor comodidad a la pisada. La zona de la puntera debe permitir que los dedos no sufran roces y la suela debe ser antideslizante y de un material con buena amortiguación. Es interesante también que se cuente con una plantilla desmontable que pueda sustituirse por otra ajustada a una dolencia concreta en caso de necesidad.


Un dolor en los pies limita la concentración del trabajador y su productividad, y puede originar graves consecuencias para la salud y la seguridad laboral. Aproximadamente un 15 % de los accidentes laborales que causan baja afectan a los pies, y un 80 % de las dolencias de pies y espalda se podrían evitar escogiendo un adecuado calzado laboral. Con estas cifras, la prevención aparece como prioritaria, y lo que recomiendan los expertos es realizar un estudio de la pisada para obtener un diagnóstico del pie que facilite la correcta elección.