viernes, 15 de noviembre de 2013

PODOLOGÍA GERIÁTRICA


Las personas mayores experimentan una serie de cambios propios del envejecimiento que limitan su capacidad de movimiento y condicionan la marcha. Cambios psicológicos, neurológicos, metabólicos, o secuelas de lesiones y traumatismos, determinan la aparición de patologías que requieren una atención especializada. El podólogo es el profesional indicado para detectar las posibles anomalías y deformidades en el pie que pueden dificultar la deambulación antes de que generen complicaciones más graves; también para cortar adecuadamente las uñas, que con los años pueden aumentar su grosor provocando molestias al caminar; o para eliminar durezas y callos. Asimismo, en los casos necesarios, aconsejará proteger las prominencias óseas y deformidades de los pies con el uso de ortesis de siliconas o la confección de plantillas.


Juanetes, dedos en garra y aplanamiento del pie son, además de las patologías que más frecuentemente afectan a las personas mayores, un riesgo para la salud. Los problemas en los pies, unidos a la debilidad de los miembros inferiores y la falta de equilibrio, pueden propiciar caídas de graves consecuencias a partir de determinada edad. Por este motivo, una recomendación básica es la utilización de zapatos que sujeten bien el pie, evitando en lo posible los tacones altos y las zapatillas sueltas. Un calzado provisto de suela antideslizante y realizado con materiales que permitan la transpiración natural y que cedan para no causar opresión a lo largo del día, también resulta de gran ayuda, así como la utilización de medias y calcetines confortables confeccionados con fibras naturales.

Algo tan simple como poder caminar bien es de importancia vital para aumentar la autoestima de las personas mayores, pues les hace independientes y les permite mantener una vida social satisfactoria, mejorando su calidad de vida.


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