jueves, 3 de abril de 2014

VUELTA AL ORIGEN CON LAS ZAPATILLAS MINIMALISTAS



El calzado minimalista simula la desnudez del pie, y su uso se ha ido extendiendo entre los corredores en los últimos años como una forma de aproximarse a la manera natural de practicar deporte. También suele denominarse barefoot (pie descalzo, en inglés), y su ausencia de amortiguación, con una suela que no supera los 10 milímetros, permite al corredor sentir el terreno bajo sus pies, potenciando la musculatura de los mismos. Pero también es cierto que su utilización indiscriminada ha ido acompañada de un incremento en las lesiones por no ir acompañada de un cambio en la forma acostumbrada de correr. El impacto que sufre el pie y la inestabilidad provocada por una falta de sujeción requieren que la transición de un calzado a otro se efectúe adecuadamente, nunca de un día para otro.

Utilizar calzado deportivo minimalista obliga a utilizar una técnica distinta para correr. Con las zapatillas convencionales, el primer apoyo se realiza en el tacón, y el impacto del pie al entrar en contacto con el suelo se transmite en su mayor parte de manera vertical al sistema musculo-esquelético. Con las zapatillas minimalistas, primero se apoya el antepié o parte media, evitándose un impacto seco y excesivo en diversas partes del aparato locomotor. 

Recientemente se publicaban los resultados de un nuevo estudio sobre los efectos de utilizar zapatillas minimalistas o barefoot para correr. Puede que la muestra escogida fuera pequeña (29 corredores), puede que el período de tiempo del estudio fuera insuficiente (8 semanas), o puede, simplemente, que sea indiferente correr con este tipo de calzado o sin él. El caso es que no se apreciaron diferencias significativas en las mediciones volumétricas del pie, ni en las pruebas de fuerza y equilibrio dinámico, entre los sujetos que se entrenaron con las zapatillas minimalistas y el resto de corredores.

Quizá lo ideal sea combinar unas zapatillas minimalistas con otras de amortiguación, utilizando las primeras en terreno blando para lograr una preparación física y las segundas del modo convencional para afrontar una carrera por asfalto. Cada corredor es un individuo diferente, y en la elección de una zapatilla que se adapte a la estructura de su pie debería contar con una opinión y consejo profesionales, especialmente si se está pensando en sustituir un calzado por otro simplemente por seguir una tendencia que aún no cuenta con resultados definitivos sobre su eficacia o su conveniencia para reducir lesiones asociadas a correr.





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