miércoles, 12 de febrero de 2014

PODÓLOGOS Y FISIOTERAPEUTAS La alianza necesaria


Grandes avances tecnológicos y una elevada especialización técnica han caracterizado al mundo de la medicina desde hace unas décadas, permitiendo que en la actualidad dispongamos de un sistema sanitario que en muchos aspectos es envidiable, pero que a veces olvida aspectos como la importancia de la comunicación con el paciente, o de la colaboración entre los diferentes profesionales de la salud. Comunicarse con el paciente comprendiendo su dolencia, y complementar los tratamientos indicados por un especialista con los que puedan proporcionar otros profesionales, son factores que van a incidir de manera directa en la curación y bienestar de aquél, ayudando a su restablecimiento.

En el caso de las lesiones que afectan a los miembros inferiores, el trabajo conjunto entre fisioterapeutas y podólogos sólo puede entrañar un valor positivo. El paciente siempre saldrá beneficiado si ambos colaboran para conseguir el mejor tratamiento, como puede constatarse fácilmente en tres tipos de lesiones: la fascitis plantar, la pubalgia, y los juanetes. Por ejemplo, en el caso de la fascitis plantar, la labor del fisioterapeuta bien puede ser complementada con la del podólogo en aquellos casos en que sea preciso la utilización de ortesis nocturnas o taloneras blandas. O en el de la pubalgia, si a las medidas prescritas por el fisioterapeuta se añade un estudio y exploración de los patrones biomecánicos de la marcha para valorar si la lesión está viéndose afectada negativamente por algún componente de apoyo plantar. De igual modo, en el postoperatorio de una cirugía de juanetes, el trabajo del fisioterapeuta puede ayudar a recuperar la movilidad completa de los dedos. 

Efectuada la evaluación y diagnóstico de una lesión, la acción coordinada de diferentes profesionales asegurará el mejor tratamiento. Sumando la labor multidisciplinar, el beneficio sobre la salud del paciente será siempre mayor.

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